Double, double, toil and FAIL |
Las Brujas de La Sopa
- Oh, sopa de nuevo- les dijo él
- Siempre comerás sopa con
nosotras, hasta morir - le dijeron las brujas, mientras sus sonoras y
molestas risas se esparcían por la habitación, al igual que el fuego se esparce
sobre la gramilla seca en invierno. Sin embargo, había una que no sonreía; habitualmente
nunca lo hacía, sólo se veían casuales contorneos de labios hacía la izquierda,
o hacía la derecha cuando disfrutaba del placer de ver sufrir a los demás, de
ver como sus falsos intentos de querer avanzar en la vida caían como soldados
acribillados por tanques de guerra. En ese instante, se levantó, se acercó al
muchacho y le dijo: - Todos, y cada uno, van a tener que tomar sopa mientras yo
siga con vida; lo cuál siendo bruja aparentemente es para siempre. Así qué váyanse
acostumbrando, o dejen la ciudad y nunca regresen. -
El muchacho, aunque asustado, en
lo más profundo de su alma sabía que no quedaban muchas alternativas. Discutir
ya era en vano, si siempre salían ganando ellas, y las palabras flotaban en el
aire por un instante, para luego oxidarse, disolverse en átomos, luego en protones
y electrones.
- Me gustaría entender por qué.
Cuál es el propósito de todo esto. - les dijo el muchacho.
- Jaja - rieron - el muy imbécil
cree que hay un propósito - dijo una, la más joven, la que no hace mucho había
empezado a formar parte del aquelarre.
- TODOS, y no me voy a cansar de
repetirlo, muchacho, TODO AQUEL QUE DECIDA VENIR A ESTE LUGAR DEBE TOMAR SOPA
SI PRETENDE IRSE ALGÚN DÍA!!!! - dijo la bruja, furiosa, aunque su estatura no
superaba a las demás, ni mucho menos al muchacho. Este se sintió intimidado.
Algo en la energía que transmitía la presencia de la bruja hacía que toda
persona mirara hacia el suelo, bajara la guardia.
- No pienso abandonar este lugar.
Nunca van a lograr que me vaya. He de tomar sopa si así lo quieren, hoy. Pero
les juro ante todas las entidades celestiales que algún día en su mera
existencia, se van a arrepentir de todo esto. Hay un enemigo que nunca van a
poder vencer, y este es la Muerte, que cuando golpee sus puertas, se darán
cuenta que la vida era otra cosa en lugar de hacer sufrir en vano a los demás.
Son parte de una maquina que se come a la gente, que se alimenta de nosotros
mismos, y ustedes le dan cuerda al eje que la mueve. Brujas malditas, ojalá
puedan conectarse con ustedes mismas, ese es mi deseo hacia sus almas, si es
que todavía las conservan. -
Y así, el muchacho se retiro, una
vez más sin tomar la sopa, aunque de su corazón no dejaban de irradiar miles de
rayos de luz de esperanza. Los intentos podrán ser fallidos hoy, pero valdrán
la pena mañana. Eso lo saben hasta las mismas brujas, y es a eso mismo a lo que
más le temen, porque para ellas no había peor enemigo que ver crecer a los
demás, y la insistencia las asustaba. El muchacho sabía que hoy sólo era un día
más tachado en el almanaque, el cuál marcaba la llegada de ese día en el que se
despediría de las brujas para siempre, de toda esa porquería. Un día que,
aunque él no lo sabía, estaba a tan sólo una mirada positiva, a dos pasos de un
cambio de actitud.
Continuará...