"Hay en el Perú la belleza
original del hombre antiguo y primitivo al mismo tiempo; inclemencia y dulzura;
de aparente caos primario? Y el interés tan novelable, del hombre en quien las
fuerzas de la tradición, directamente vinculada al mito, y el poder de asimilar
la maquinaria de la civilización moderna chocan, armonizan, con ese
característico ritmo y fuego de los mundos nacientes en que la crueldad y el
invencible destino de formar son igualmente profundos". José María Arguedas
Hoy soy un árbol, hija, mirame. Estoy roja como el fuego que me quemaba por dentro. |
Hace más de 500 años ya, hija
mía, pagando maldiciones. 500 veces 500 serán los dolores de la incomprensión
de aquel día, de aquellos tiempos. Nada he visto que hayamos soltado, liberado.
Siguen los mismos enojos, la bronca. La falsa integración que te hacen comer
cuando aún no has podido calmar las aguas que corren bajo tu propio puente,
porque después de 500 años te seguís preguntando de dónde venís, en lugar de
cuestionarte a dónde vas. Echas culpas, dictaminas juicios, los malos son de
afuera, los buenos son los de adentro. Repartís la tierra, como si ésta pudiera
ser poseída, por tu mano o la del otro, la otra sangre, la que se mezcló en el
puente. Apartate de pensar solamente en vos, después de 500 años, el Sol sigue
siendo el mismo, y la Luna
podrá cambiar de colores, pero no se refleja en tus pupilas, oscuras o
celestes, o danza en tu pelo, negro o rubio, o acaricia tu piel, blanca o
morena. Sino ves la unión, si te ves separada, siempre te sentirás vacía,
dolida, iracunda. Alcanza con perdonar, dale un abrazo a los diferentes
colores, a los diferentes cuerpos, no odies como lo hizo tu hermano en aquel
tiempo, basado en la ignorancia y en la imposibilidad de ver más allá. Aprendé,
por lo tanto, de su error, o de lo contrario, te llevará a cometer los mismos
crímenes justificados con tu necesidad de impartir justicia engendrada del
mismo odio por no poder ver más allá de la sangre, más allá de tu envidia, de
los límites territoriales. Hoy sólo espero que reflexiones para dejar todo esto
atrás de una vez por todas y simplemente respirar lo que hoy se te ofrece. El
dolor es para liberarlo, la tierra te apoya y puede transformar los ríos de
sangre para beneficio de otras vidas, tal vez olvidadas, ocultas, pero
existentes, presentes en lo más profundo de esos ríos, de tus venas.