- Prender fuego a
todo no es la solución-
- ¿Por qué no?-
- Después quedan
las cenizas de lo que quemaste, el aspecto es más reducido, pero más feo,
sucio, incómodo que antes, cuando era aquello que te molestaba, que odiabas,
que venía de afuera; porque te creíste que la mierda venía de afuera. –
- ¿Y qué hacés con
tantas preguntas? ¿Con tanto dolor, con tanta bronca? Qué injusto es el mundo.
Todo. La gente, ¡qué individualistas! –
A le decía a B. A
había contado previamente que había tenido un día de mierda. Había empezado
para la raja cuando se quedó dormido e inevitablemente se le atrasó todo. Los
horarios que debía cumplir, parecía que se habían puesto más allá del reloj que
miró cuando despertó. 11.00
a.m. La mañana perdida, la mismísima caca. Luego había
que comer, había que acelerar todo para que alcanzara las 14hs y pudiera
cumplir con el siguiente horario. Pero ya estaba todo mal, ya se sentía una
mierda, vacío, cansado. Se dio media vuelta, enojado, se volvió a dormir. 16hs.
A se había despertado. Debía trabajar. Estaba cansado de vivir solo. Se sentía
solo. Y cuando B le preguntó porqué no invitaba a alguien a vivir con él, A le
planteó la situación de que no cualquiera sería su compañero de habitación,
mucho menos su compañero de cama. Y B pensó que tal vez A estaba siendo algo
pretencioso. Al mismo tiempo B sabía que A tenía razón en un punto.
B le contó acerca
de la novia que había tenido la semana pasada, la cuál le duró no más de un
mes. A le decía que no podía llamarle novia porque eso ni siquiera había sido
una relación. Entonces B le preguntó qué era una relación y A le dijo que se
tomaba las cosas con anticipación, que él siempre adelantaba los hechos y les
llamaba novias luego de haberles hecho el amor unas 3 veces y media. Y B le
había dicho que no, que él les daba su espacio, pero que ellas no buscaban lo
mismo que él, y se frustraba cuando lo ignoraban, después las odiaba y decía
que eran todas putas y lo tildaban de machista. Pero A lo conocía y sabía que
no era así, sólo que B la cagaba cuando actuaba con bronca, cuando se creía
menos, sin abundancia, feo, recontra feo comparado con los papichulos de las
chanchas de fútbol, aunque a A le parecían feos, a él le gustaban los de las
revistas de moda o a veces de los catálogos. B estaba cansado de repetir
patrones, de salir siempre con las mismas chicas, de terminar siempre igual.
A le mencionó que
el fin de semana que le seguía tenía una charla antipatriarcal para deconstruir
la masculinidad en los varones. B le dio su opinión y le dijo que eso le
parecía una huevada. A le preguntó porqué y B le respondió simplemente diciendo
que cada persona es como es y que reivindicar posturas y visibilizar cuestiones
íntimas era no aceptarse como uno es, tal cual siente, como viene al mundo a
cumplir su función. Y A no entendía nada cuando B hablaba de esas cosas de
función en el mundo y el ego y el espíritu. Pero A siempre se sintió cómodo
hablando con B y viceversa.
-
No quiero más sentirme así –
-
¿Así cómo?
- Así, separado, individual. Siento
que constantemente buscamos ser parte de algo que no existe. –