martes, 18 de octubre de 2016

Reflexiones de la Existencia Utópica XI: La palabra prohibida

Nombre de la imagen según la encontré: Hombre con la mano en el pecho sufriendo el abandono.

De dónde viene todo este dolor? A qué se deben las estrictas reglas de querer mantener aquello que se crea con la mente que no piensa? Por qué esas creencias impuestas invaden el espacio que soy, que somos? Las ansiedades que convocan a los miedos; y estos que se escurren por las fibras de los músculos: horribles escalofríos de desesperación. La palabra que revive el horror se presenta al cerrar los ojos, porque sabés que nunca se fue, que el rostro está horriblemente presente en tus pupilas. No pronuncies esa palabra, no la digas en voz alta, no la pienses siquiera, que su magnitud es más tenebrosa que la idea de la desaparición... No, no la digas...por qué insistís?? Destruite! Desintegrate completamente y dejame en paz. No menciones tu peor miedo, no, por favor. Lo ruego, hoy no. Hoy no me abandones.

viernes, 5 de agosto de 2016

La pobreza en la modernidad argentina



-         Odio ser pobre.- dijo el pobre.
-         Sos pobre porque querés.- dijo el meritócrata.
-         Sos pobre… Allahu Akbaaaar.- dijo el terrorista.
-         Sos pobre, speak English?- dijo el extranjero.
-         Sos pobre, tweetealo, compartilo en face a ver cuántos te comentan.- dijo el infeliz con autoestima baja.
-         Sos pobre, a ver, cuénteme acerca de su pasado.- dijo el psicoanalista freudiano.
-         Sos pobre y todo es culpa de Europa y EE.UU.- dijo el ignorante.
-         Sos pobre porque no tomamos a Europa como ejemplo.- dijo el ignorante eurocentrista.
-         Sos pobre, y el único que sabe el significado de lo que es ser pobre sos vos.- dijo el lingüista antipático.
-         Sos pobre porque no estudiás.- dijo el intelectual universitario.
-         Sos pobre, ¿y yo qué?- dijo el individualista.
-         Sos pobre porque no hay justicia social.- dijo la marioneta peronista.
-         Sos pobre porque existe la división de clases.- dijo el marxista de los libros.
-         Sos pobre, prendamos todo fuego, destrucción, abajo el sistema.- dijo el falso anarquista.
-         Sos pobre porque no gobierna la clase trabajadora.- dijo el socialista utópico
-         Sos pobre porque hacés las cosas mal.- dijo el católico.
-         Sos pobre porque no dejás que ÉL (Nuestro Señor Jebus) entre en tu vida.- dijo el evangélico.
-         Sos pobre, pero ya van a llegar los buenos momentos.- dijo el hipócrita.
-         Sos pobre, naciste pobre y morirás pobre.- dijo el racista.
-         Sos pobre, pero por lo menos tenés salud.- dijo el conformista.
-         Sos pobre, pero nada de eso importa; somos seres de luz.- dijo el espiritualista.
-         Sos pobre porque vivís en una realidad que se llama capitalismo.- dijo el realista empedernido.
-         Sos pobre y la vida es una mierda.- dijo el depresivo suicida.
-         Sos pobre porque los oligarcas, gorilas te quitaron todo. Macri te odeeeeo, que vuelva Krissss.- dijo el kirchnerista.
-         Sos pobre, pero todo va a cambiar, Maiameeee.- dijo el macrista.
-         Sos pobre, pero amo a mi país la Argentina.- dijo el nacionalista.
-         Sos pobre, pero nunca dejes de ser una chocha.- dijo la chocha.
-         Sos pobre, porque vivimos en el patriarcado.- dijo el feminista.
-         Sos pobre por culpa de los demás.- dijo el irresponsable.
-         Sos pobre, tomá, acá están las llaves de mi casa.- dijo el altruista.
-         Sos pobre, pero el dinero no lo es todo.- dijo el hippie con la extensión de la tarjeta de papá.
-         Sos pobre, el dinero no es todo, ay, pero como ayuda.- dijeron los Auténtico Decadentes e hicieron una canción pelotuda.

Y vos, ¿desde qué lugar ves la pobreza?

miércoles, 24 de febrero de 2016

Reflexiones de La Existencia Utópica X: Moquehue, lugar donde hay maqui

Mi cuerpo es tu cuerpo, mi carne es tu carne. En el alma estaremos unidos eternamente.

Diez años, tu partida es una niña. Dime, tengo simple curiosidad. ¿Qué se siente, madre, al danzar en las aguas heladas de un lago, qué tan profundo es? ¿Cuál es aquella sensación de perderle toda clase de miedo a la naturaleza? Sentirla parte de uno, dejar de verla como un agente patógeno. Dime, madre, cómo se refleja en el cuerpo efímero. Cómo se somatiza la caída de un cerro, el precipicio, o aquel acantilado que veíamos a lo lejos desde la cabaña. Ya estoy cansado de somatizar estrés citadino...dejame dar un paseo con vos! Oh, madre mía, me imagino que antes de partir del todo habrás dado una vuelta sobre las curvas de la mujer montaña, la bella que duerme entre la nieve perenne. ¿Eran sus pechos tan perfectos? Tal vez sí, pero seguro que no estaban estigmatizados como los demás, seguro que la diosa que decidió descansar ahí no tenía extraños bultos internos, como los que te sacaron a vos, madre, malditos esos que te invadieron; maldito todo aquel que invade. Pero ya estás integrada, madre querida, en toda la belleza del lago del cuál te enamoraste. Oh, diez años ya, madre mía, y la zamba la bailas con los peces que papá aquella vez intentó pescar, ¿te acordás? Cuidalos, madre. Contales sobre mí, sobre mis hermanos y mi hermana. Contales sobre las veces que me porté mal, cuando reímos y lloramos todos juntos. Contales, madre, las veces que hiciste el amor y fuiste feliz. Y si algún pez atrevido se sonroja, explicale todas las otras formas de dar amor que tenemos nosotros los humanos. Flotá, luego, en las nubes que besan la superficie del agua cuando sale el sol. Y madre, quiero que entres a la cabaña, abras las ventanas, prendas el hogar, quiero sentarme a tomar unos ricos mates mientras escuchamos el fuego crepitar, ver como se convierte en cenizas la madera. Como le pasó a tu cuerpo físico, madre querida, tu primera conexión indolora con la naturaleza, el fuego que no quema madre, sino aquel que purifica. Quiero ver entrar la luz, verte sentada en los sillones y mirando sobre el respaldo hacia el lago infinito, señalando el dormido volcán, y que el sol alimente tu sonrisa. Oh, tu sonrisa madre mía, extraño tanto tu sonrisa, tu voz...si sólo la diosa despertara de su profundo sueño una vez cada 10.000 años y le permitiera a cada humano del mundo un deseo, pediría para mí escuchar tu voz cantarme otra vez, tu mano acariciar mi pelo y dormirme en tu regazo...tal vez para siempre, madre, tal vez para siempre.