jueves, 1 de marzo de 2018

Reflexiones de La Existencia Utópica XVI: sujeto posmo



- Prender fuego a todo no es la solución-
- ¿Por qué no?-
- Después quedan las cenizas de lo que quemaste, el aspecto es más reducido, pero más feo, sucio, incómodo que antes, cuando era aquello que te molestaba, que odiabas, que venía de afuera; porque te creíste que la mierda venía de afuera. –
- ¿Y qué hacés con tantas preguntas? ¿Con tanto dolor, con tanta bronca? Qué injusto es el mundo. Todo. La gente, ¡qué individualistas! –

A le decía a B. A había contado previamente que había tenido un día de mierda. Había empezado para la raja cuando se quedó dormido e inevitablemente se le atrasó todo. Los horarios que debía cumplir, parecía que se habían puesto más allá del reloj que miró cuando despertó. 11.00 a.m. La mañana perdida, la mismísima caca. Luego había que comer, había que acelerar todo para que alcanzara las 14hs y pudiera cumplir con el siguiente horario. Pero ya estaba todo mal, ya se sentía una mierda, vacío, cansado. Se dio media vuelta, enojado, se volvió a dormir. 16hs. A se había despertado. Debía trabajar. Estaba cansado de vivir solo. Se sentía solo. Y cuando B le preguntó porqué no invitaba a alguien a vivir con él, A le planteó la situación de que no cualquiera sería su compañero de habitación, mucho menos su compañero de cama. Y B pensó que tal vez A estaba siendo algo pretencioso. Al mismo tiempo B sabía que A tenía razón en un punto.

B le contó acerca de la novia que había tenido la semana pasada, la cuál le duró no más de un mes. A le decía que no podía llamarle novia porque eso ni siquiera había sido una relación. Entonces B le preguntó qué era una relación y A le dijo que se tomaba las cosas con anticipación, que él siempre adelantaba los hechos y les llamaba novias luego de haberles hecho el amor unas 3 veces y media. Y B le había dicho que no, que él les daba su espacio, pero que ellas no buscaban lo mismo que él, y se frustraba cuando lo ignoraban, después las odiaba y decía que eran todas putas y lo tildaban de machista. Pero A lo conocía y sabía que no era así, sólo que B la cagaba cuando actuaba con bronca, cuando se creía menos, sin abundancia, feo, recontra feo comparado con los papichulos de las chanchas de fútbol, aunque a A le parecían feos, a él le gustaban los de las revistas de moda o a veces de los catálogos. B estaba cansado de repetir patrones, de salir siempre con las mismas chicas, de terminar siempre igual.

A le mencionó que el fin de semana que le seguía tenía una charla antipatriarcal para deconstruir la masculinidad en los varones. B le dio su opinión y le dijo que eso le parecía una huevada. A le preguntó porqué y B le respondió simplemente diciendo que cada persona es como es y que reivindicar posturas y visibilizar cuestiones íntimas era no aceptarse como uno es, tal cual siente, como viene al mundo a cumplir su función. Y A no entendía nada cuando B hablaba de esas cosas de función en el mundo y el ego y el espíritu. Pero A siempre se sintió cómodo hablando con B y viceversa.

-          No quiero más sentirme así –
-          ¿Así cómo?
-       Así, separado, individual. Siento que constantemente buscamos ser parte de algo que no existe. –

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